Gacela
Un océano de miserias
llovió sobre tu casa.
El gato se escapó por el tejado.
Las parcas marcaron la puerta,
que ya no abrirás para decir adiós.
Se agotó la morfina y
empezaron las plegarias.
Un falso dios se cansó por fin,
de inmolar
tu cuerpo de niña blanca.
No asistes a la fiesta,
y llevas el mejor de los vestidos,
que te cobije del frío eterno
en la dulce noche nevada.
Sobra decir que tu muerte es una afrenta.
Es inmoral que los gusanos
saboreen prematuramente
el festín de tu belleza.
Que la víspera de invierno
extrañará el perfume de tu ser.
Tierna gacela
que te pierdes etéreamente
en el sinfín del bosque,
una lágrima se me escapó
para acompañarte,
y el cielo también
fundirá la nieve.
(Karim Arredondo, febrero 2019)